Nombre: Eduardo Bustos Alister
Ubicación: Santiago, Metropolitana, Chile

Periodista, escritor.

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  • miércoles, diciembre 16, 2009

    TURISMO JUSTO Y DIVERSO


    Chile en sus confines y valles unido a su austral territorio, dispone de un verano diverso que su clima lo transforma en el príncipe de América; rico en recursos naturales con pleno historial de leyendas autóctonas de su pueblo. Panorámico de largo aliento y cambiante en el espectro físico-natural e incita a la inspiración en metáfora de poesía de mar, cielo y cerro. Lo describe la ventisca del desierto por el Norte; por el Sur el polvo del manto blanco con su brisa giradora y el glaciar que flota al canto primo del ave y del viento. Es ruidoso en ovación de altura cordillerana; silencioso en soledad donde trepa la huella del alpinista bizarro más allá del pico nevado sobre llanuras y mesetas contempladas por la luz del universo. ¿Y Tú…dónde pasarás tus vacaciones…? – Protegido tal vez, por el plan turístico para tercera edad o, al debe monetario como lo hace una gran mayoría de chilenos clase media. Seguramente, habrá felices y cortas vacaciones para el trabajador y familias de menores recursos con ayuda del Chile Solidario. El mochilero se la ingeniará en un periplo sobre ruedas ajenas trasladándose a diferentes zonas turísticas, extendiendo a cada paso su carpa parchada y en todo amanecer despertará legañoso y en somnolencia en busca del vital elemento que le permita saciar la sed con una rociada ducha improvisada. Cobijará su sueño de las frías noches al término del crepúsculo vespertino, bajo la añoranza poética de una supuesta luna llena. Dichosos han de ser los que tengan el amor de una casita en algún balneario que les alivie la carga para el descanso, pudiendo disfrutar en familia los placeres que le ofrece el medio, con austeridad de poder económico junto a una servil nana que le adorne la mesa y le prepare un límpido lecho. Chile es piadoso con su gente se puede pasear al aire libre bajo el manto ramaje de sombra del sauce sureño, o del matorral de montaña y/o en cualquier sendero costero de refugios rocosos de la irrelevante creación, donde sólo hay que temer al maleante, porque el animal no domesticado es un distinguido lazarillo nuestro. Además, en ningún lugar del país viven víboras serpientes que nos incomoden. Rara vez, rondarán zancudos, el ratón colilargo, y no arruinarán la cena las inoportunas moscas, las que con una buena limpieza se batirán en retirada a su propio habitat de las futuras larvas voladoras, lejos del espacio elegido por el humano visitante.

    Chile es un país sobreprotegido por la divina providencia al ubicarlo al final del Cono Sur de América con bondadoso clima de cuatro estaciones al año. Un retrato costero de exuberante belleza agitada que crece y se muestra a la sorprendente mirada del veraneante en tránsito. Hay tiempo de lluvia y de sol, nublado y de tempestad marina, con variado color cielo sobre y bajo el arcoris. Todo es sublime desde el Salar de Atacama, Las Siete Cordilleras, El Valle de Azapa y La Luna, más bahías, archipiélagos y caletas desde Arica a Punta Arenas. Si tu sueño es tomar un descanso en algún rincón lejano, puedes visitar la Isla Robinson Crusoe – tierra de la langosta y del salmón de roca – allí conocerás la bahía de Cumberland, el Paragua de Robinson, verdes helechos, el picaflor rojo, cavernas históricas. Un rostro diverso del mundo. Nuestra naturaleza es pródiga en abundancia para la existencia humana y silvestre. Dispone de centros adecuados de entretención cultural, deportes de caza y pesca; de montañas, de lagos, ríos y afluentes de arroyos tormentosos con cristales vertientes de los cerros; aún, a una poblada y frondosa vegetación que abriga el oxígeno puro, sobre la fauna y flora de la extensa geografía. Chile es un largo fundo quebrado e inclinado al mar que lo remece cautivante. Su inmensa superficie salada besa al entorno de sus islas y como un cascabel agita su leche nevada que flota y rota a la altura de la zambullida cordillera, entre la undécima y duodécima región, mostrando su propia arrogancia.

    El artista canta lo que escribe el poeta. El político y gobernante no adhiere a su resonancia y en su tibio discurso mata la esperanza del clamor conciudadano, tímido de habla, que vela por la conservación del patrimonio nacional distinguido en los recursos naturales del país, y por un desarrollo protegido del turismo chileno.

    El que ensucia y fastidia la naturaleza, dejando testimonios de incultura no es merecedor de visitar nuestras playas y ningún centro de recreación y descanso por conducta contaminante del suelo, despurificando el aire con desechos putrefactos y graffitis murales, que además de opacar el entorno de la sana convivencia, desprestigia a nuestro país ante la mirada del turista extranjero interesado en conocer zonas populares al alcance de todo bolsillo. Los auténticos parajes turísticos no son apreciados ni conservados por los resentidos sociales y vandálicos que dañan su propia existencia. Cuando la autoridad decida tomar enérgicas medidas, se podrá obtener el mejoramiento de acceso con una adecuada inversión de progreso material en las zonas indicadas, que sólo presentan retraso en este último aspecto. Los que tienen dinero y construyen majestuosas propiedades de veraneo por, o cerca del borde costero, abusan de su poder económico, al cerrar e impedir los accesos a los parajes que la naturaleza nos provee e invita gratuitamente a disfrutar patrimonios de todos los chilenos, especialmente sus playas. En estas irregularidades, los gobiernos regionales deberían imponer la Constitución Política del Estado, obligando a aquellos contribuyentes y empresas constructoras, la pavimentación de una vía que acerque al turista hasta el mismo mar. La gente de tercera edad y niños no pueden transitar por quebradas de accidentada geografía y caminos de huellas erosionadas, como es el caso latente para llegar en forma directa a la playa de Mirasol. Ahora cabe preguntarse con el avance de la creación de la placa solar. ¿Nacerá a futuro algún empresario osado que logre instalar una planta en Chile para la explotación de los rayos solares con otra análoga al oxígeno que respiramos y tengamos que pagar por su consumo…? Una pregunta, exagerada tal vez, de responsabilidad para los próximos años centenarios, donde habrá más tecnología, más dinero, pero menos recursos naturales.